Disfrutando del pejerrey

 

El veintiocho de Junio, contra lo que indicaba el buen criterio (llovía en Bs.As.) y solo se anunciaba mal tiempo, confiando en las estadísticas, los periodos solunares, y el entusiasmo que despierta la pesca del “peje”, llegué ya entrada la tarde con un sopor digno del verano más húmedo. Los mosquitos y comentarios de Rafa no fueron alentadores respecto del pique.

Mientras me entretenía en el refugio armando alguna línea, un muy fuerte viento sudeste me hizo pensar que llegar hasta el hotel no resultaría fácil con el diluvio posible, pero como tantas veces sucede, no pasó lo que uno creía. Aprovechando el momento mientras el sol caía, me dispuse a hacer alguna pasada. Para mi sorpresa tiré y un primer doblete me despertó, fueron tres seguidos y un pique de aquellos que solo el Guazú nos puede regalar, con 18 hermosos ejemplares que no bajaban de los 35 cm. Llegó la hora de la ducha y una cena respetable .- 

Por la mañana, el día primaveral con un suave sudeste realmente prometía. Llegó a eso de las 9 hs el Dr. Mariano Venosta, socio recientemente llegado de la mano de la barra de San Miguel, con quien compartimos una jornada inolvidable y la suerte de haber estado en el anexo para que nos atropellaran las flechitas de Plata .- Los días sucesivos fueron irregulares mejorando hasta la luna llena. A partir de allí hasta la fecha, el pique fue muy malo en el Guazú y con el mismo resultado en la boca del Barca y sus Pozos, pero como alguien dijo alguna vez, lo único importante es estar pescando …

Francisco Colombo

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