Matungos en el Guazú

Edgardo Salaberry Edgardo Salaberry

Este lunes volví a regalarme una escapada al anexo a despuntar el placer de la pesca del pejerrey. Ya instalado en el refugio sur y disfrutando un mate al atardecer mientras suena algún ipacaa anunciando la noche. El preparar los elementos para la jornada de pesca tan esperada es parte del ritual y del disfrute de ese ámbito tan querido.

Los muchachos que se hallaban pescando, laboriosamente tenían un promedio de 10 piezas por caña de un buen tamaño en general. Después de comer, algún dientudo me sirvió para carnada pero como quería empezar temprano, el intentar dormir trató de calmar la ansiedad de siempre antes de la jornada de pesca esperada.

Poco antes de las siete apenas clareaba, cuando llegando al muelle con intención de desayunar lo encuentro al amigo Salaberry -guazucero de muchos inviernos- que me muestra lo que llevaba sacado en su largada madrugadora. ¡ Realmente me impresioné ! Tres portentosos matungos, dos de ellos que superaban el kilo y que hacía mucho tiempo no veía, todavía coleaban. Se impuso la foto y la felicitación.

Esta de más decir que pospuse el desayuno y empecé a pescar en el primer tramo de muelle con la vana esperanza de toparme con alguno de esos ejemplares. Mi primer pique lo tuve recién cerca de las once y se mantuvo sostenido hasta que el viento del oeste nos dio la señal para emprender la vuelta ¡ Gracias Guazú !

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