Dorados y Pejerreyes en el Guazú
- Escrito por Angel Francisco Colombo
Como siempre en esta época, cada vez que puedo me hago una escapadita con intención de disfrutar del pejerrey. Ya en el club después del mediodía se impone una charla con Rafael que como siempre estaba trabajando, en esta oportunidad en la instalación de un dispenser en el pasillo del hotel lo que nos permitirá los días franco de la concesionaria poder surtirnos de agua caliente sin tener que bajar con el frio de las mañanas invernales. Me pareció muy buena su iniciativa, ví los nuevos cubrecamas de invierno y después de las novedades, a preparar el equipo mientras unos matecitos entibiaban la garganta en una tarde espléndida pero fresca.
Los amigos del invierno estaban paseando sus boyas con un promedio de seis piezas por caña de muy lindo tamaño y comentaban los pormenores de una pesca que podría ser mejor pero –según creían- la inusitada cantidad de doradillos no permitía que el peje arrime.
Hacía mucho tiempo que no veía tanta cantidad de dorados de ese tamaño cazando frente al muelle. Todos superaban el kilo y prácticamente me destrozaron un par de líneas perdiendo la cuenta de las brazoladas cortadas. Para mi sorpresa los jóvenes Navares decidieron intentar con mosca aprovechando esta oportunidad casi única y con gran habilidad y éxito fueron disfrutando de los lances en los remansos y en el arroyo Negro. Creo que las fotografías que amablemente me hicieron llegar relevan cualquier comentario.
El pejerrey salió muy arriba y en horarios cercanos al mediodía donde parecía decrecer la actividad de los cazadores -al amanecer imposible- . Dobletes de dorados aseguraban la pérdida de líneas una tras otra, pero como siempre el anexo está tan hermoso que muy difícilmente uno deje de disfrutar de todas sus alternativas.
En la noche no tuve éxito en mis intentos, pero el hogar con el crepitar de los leños me dio el tibio regalo de siempre hasta que de mala gana me fui a dormir … ¡ Gracias Guazú !