Pejerreyes en el Guazú

Aprovechando el habitualmente rendidor cuarto creciente, me fui al anexo con la esperanza de sacar mis primeras flechas. Ya el encuentro con los amigos de todos los inviernos resultó reconfortante, quienes comentaron que en el día de la llegada habían sacado un promedio de tres por caña en general de buen tamaño.

Una intensa brisa del oeste no generaba las mejores condiciones en el muelle, que sumado a la acumulación de camalotes hacía muy complicada la pesca, por lo cual aproveché para relajarme dormitando al sol y disfrutando los silencios que el anexo nos regala.

Durante la mañana siguiente se mantenían las condiciones con mayor acumulación de camalotes. Un desayuno en el refugio con queso de campo y miel para acompañar el mate justificaba estar allí en actitud contemplativa hasta que a eso de las 10 de la mañana, para suerte de todos, rotó el viento. Entonces el suave sudeste cambió todo el panorama y prometía algún resultado; hasta el medio día los amigos Horacio Montenegro y Eduardo Cabañez (que luce sus pejerreyes en la foto) compartieron la jornada conmigo y redondeamos la media docena con buenos tamaños promedio, con algunos ejemplares de 500 gramos muy combativos. En todos los casos comió franco a 30/ 35 centímetros de profundidad con mojarra y filet. Este muy buen debut nos dejó felices y como siempre con ganas de repetir.

Por Francisco Colombo

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